Santo Tomás de Aquino fue un presbítero, fraile, teólogo, filósofo y jurista católico perteneciente a la Orden de Predicadores. Es considerado el principal representante de la enseñanza escolástica y una de las mayores figuras de la teología sistemática.3 En materia de metafísica, su obra representa una de las fuentes más citadas del siglo XIII, además de ser punto de referencia de las escuelas del pensamiento tomista y neotomista. La Iglesia católica lo nombra Doctor Angélico, Doctor Común y Doctor de la Humanidad y considera su obra fundamental para los estudios de filosofía y teología. Fue el principal defensor clásico de la teología natural.
A él se le debe el rescate y reinterpretación de la metafísica y una obra de teología monumental, así como una teoría del Derecho que sería muy consultada posteriormente. Santo Tomás de Aquino es considerado uno de los más grandes filósofos del mundo occidental.
Tomás de Aquino recoge las virtudes aristotélicas cuya realización está en el justo medio. Esto se ve corroborado, profundizado y trascendido por la revelación cristiana. Según ésta, el compendio de la ética es el amor al prójimo, que es querer el bien de todo hombre. Las virtudes cardinales de Santo Tomás son la prudencia, la justicia, la templanza y la fortaleza; y las virtudes teologales son la fe, la esperanza y la caridad.
También recoge unos bienes humanos (bona humana) básicos, los cuales incluye la preservación de la vida, la procreación, la vida social, el conocimiento y la conducta racional. Tomás señaló que el bien conduce a acciones que son placenteras, característica necesaria para la felicidad. Diferenció entre el placer intelectual, que es bueno per se; y el corporal, que es natural y algunos tipos del cual pueden ser malos pero que no es malo per se.
Con respecto al libre albedrío, Tomás de Aquino veía a los humanos como preprogramados (en virtud de ser humanos) para buscar ciertas metas, pero capaces de elegir entre rutas para lograr estas metas (nuestro telos aristotélico).
Su visión política es una extensión de su filosofía moral en cuanto a la responsabilidad y autoridad en una comunidad. Toma a los estoicos como antecedentes de su idea de ley natural. La ley humana es ley positiva: la ley natural aplicada por los gobiernos a las sociedades. En consecuencia, la ley positiva, si es contraria a la ley natural, es injusta pues atenta contra el bien del hombre. De este modo, la ley natural expresa la libertad del hombre y exige una ordenación racional de su conducta. Esto explica que, para Tomás de Aquino, la peor forma de gobierno es la tiranía. En contra el derecho divino de los reyes Tomás consideraba la posibilidad de deposición del rey, e incluso del regicidio como tiranicidio cuando el rey era un usurpador, y por tanto no un verdadero rey, aunque circunscribía estas funciones excepcionales al papa, como vicario de Cristo.